El payés de la stevia
NOTICIA DEL PERIÓDICO DE CATALUNYA DEL DIA 25 /6/2007
“Un payés regala una planta que regula el azúcar”
Salut ha prohibido al agricultor indicar las propiedades en el envoltorio
ÀNGELS GALLARDOBALAGUER
Un agricultor de Balaguer (Noguera) dedica uno de sus terrenos al cultivo de 4.000 plantas de stevia, un arbusto originario de Paraguay, 30 veces más dulce que el azúcar pero con cero calorías, que se ha convertido en el emblema de su resistencia contra lo antinatural –los edulcorantes químicos, en este caso– y que le ha dado popularidad entre la población diabética que rodea los campos.Josep Pàmies, el payés en cuestión, ha comprobado en su persona que tomando mañana y noche una infusión de cuatro hojas de stevia mantiene en límites de normalidad su presión arterial. La bebida, además, le regula los niveles de glucosa e insulina en sangre, asegura. “Si el nivel de azúcar en la sangre está alto, lo baja, y si es lo contrario, lo sube”, explica Pàmies, que distribuye un millar de sus plantas entre los vecinos que sufren fallos diabéticos.
CRUDAS O COCINADAS“Muchos han reducido sus inyecciones de insulina y otros han dejado de tomar pastillas antidiabéticas –asegura Pàmies–. He llevado la planta a los especialistas en diabetes del Hospital Arnau de Vilanova, en Lleida, pero no me han hecho ni caso”.La stevia es un potente edulcorante natural sin calorías, que los indios guaranís ya masticaban por gusto al dulce. Las hojas de este arbusto, comidas en crudo o cocinadas, tienen un efecto vasodilatador, diurético y cardiotónico: se dice que regulan los latidos del corazón y que nutren al páncreas y al bazo, ya que contienen carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales. Pàmies asegura que Coca-Cola acaba de patentar la stevia para sus productos light.En un principio, el payés de Balaguer distribuía sus ramos de stevia indicando en el envoltorio algunas de esas propiedades, hasta que unos inspectores de la Conselleria de Salut le prohibieron hacerlo. No solo le pidieron que eliminara la información sobre los supuestos beneficios saludables en la stevia, sino en otras 30 plantas medicinales más que él cultiva con enorme cariño, porque ha estudiado sus cualidades.“Tal y como me ordenaron, quité las indicaciones beneficiosas de todas las plantas, excepto en dos: la stevia y el diente de león, buenísima para las inflamaciones de hígado –explica el agricultor–. Son mis arbustos emblemáticos y no pienso renunciar a que la población sepa para qué pueden servir”.
CONTRA LA INDUSTRIAEste payés es un luchador en múltiples ámbitos agrícolas y forma parte del movimiento slow food, que defiende una alimentación meditada, ecológica, sustanciosa y sana. Sabe que las plantas de stevia han chocado en otros países –en especial en EEUU- con la industria productora de edulcorantes sintéticos, entre ellos el espartamo, que ha perdido algunas batallas frente a la planta dulce en la producción de yogures edulcorados, galletas y refrescos.“Hay mucho dinero en juego”, sostiene Pàmies. Su interés en la difusión de los poderes de la stevia no es económico, asegura. Su plantación del arbusto es limitada, advierte. “Me gusta buscar las propiedades de las plantas, porque creo que es mejor lo natural que la química –explica–. Le he regalado manojos de stevia al cocinero Ferran Adrià, que las está probando en su fundación Alicia, dedicada a cocinar de forma cardiosaludable”.También las vende en el mercado de la Boquería, de Barcelona, y las regala a quienes se pasan por su finca. “Lamento que la Generalitat se meta conmigo y no con quienes dejan tóxicos en los ríos”, concluye.
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