domingo, 23 de febrero de 2014

¿Por qué hay que luchar contra la deuda?: auditorías ciudadanas municipales » AraInfo

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¿Por qué hay que luchar contra la deuda?: auditorías ciudadanas municipales

Enviado por el 23 febrero, 2014



Iolanda Fresnillo Plataforma Auditoria Ciudadana chorche tricasEl economista Daniel Rodríguez Lombardero, miembro de Economía Justa,
explica en la web de la Plataforma por una Auditoría Ciudadana de la
Deuda porqué hay que auditar la deuda y cómo hacerlo: Desde el comienzo
de la última crisis, tanto la mayor sensibilización ciudadana como la
creciente capacidad crítica hacen más útil que nunca la desinteresada
labor pedagógica que se desarrolla por cauces alternativos. El acceso a
la información y las posibilidades de autoformación que ofrecen diversos
colectivos ciudadanos inundan las redes sociales y ocupan los espacios
comunes.


Desde la Plataforma por una Auditoría Ciudadana de la Deuda -PACD-,
de cuya constitución se cumplen dos años el próximo mes de marzo, se
desarrollan diversos trabajos de contenido y difusión en forma de
materiales gráficos y audiovisuales, talleres, campañas e informes,
mediante los que se pretende llamar la atención de la ciudadanía y
favorecer su empoderamiento a través del conocimiento de los orígenes
del nivel de endeudamiento alcanzado. La insostenibilidad del actual
modelo económico y social y el mecanismo de la deuda sobre el que se ha
consolidado suponen una gran oportunidad para extender y alcanzar el
objetivo de denuncia, determinación y no pago de la deuda ilegítima.


A partir de los datos provenientes de las fuentes oficiales, es un
hecho que el sobreendeudamiento, incluso después del proceso de
socialización de pérdidas de las entidades financieras, es
fundamentalmente privado y no público. Es también un hecho que son las
multinacionales y entidades financieras las que más se han lucrado
durante los años previos a la crisis, al tiempo que generaban las
burbujas cuyas consecuencias padecemos. O que las tres cuartas partes de
la deuda que soportan los hogares (más que triplicada durante la
primera década del siglo) son debidas a la adquisición de una vivienda.
Por supuesto que el debate a la hora de concretar la ilegitimidad de la
deuda, como debate político que es, ha de estar abierto a múltiples
matices, pero es evidente que, a partir de no tan complejos análisis,
con la voluntad política necesaria, se pueden plantear alternativas para
la solución de este problema global que, eso sí, harían soportar los
mayores costes de los impagos a otros muy distintos de quienes los
asumen hoy día.


Mientras, los recortes del insuficiente gasto social cuando más
necesario resulta se tratan de justificar con el innegable derrumbe de
los ingresos. Pero no se puede ocultar que el sistema impositivo
implantado por los sucesivos gobiernos ha convertido al principio de
proporcionalidad en un papel mojado más de la constitución. En relación
con esto, es frecuente, de un tiempo a esta parte, que desde los grandes
medios se presente el debate acerca de una subida (o bajada) de
impuestos pasando de puntillas sobre si se trata de impuestos directos o
indirectos. Una omisión que desmiente la supuesta intención del poder
político y la banca de divulgar entre la ciudadanía un saber
económico que nos proteja de futuras estafas.


En este contexto, un paso más allá del necesario análisis de las
cifras, se desarrollan en paralelo acciones locales de denuncia, como
las que se trataron, durante los días 1 y 2 de febrero, en las Jornadas
por una Auditoría Ciudadana de la Deuda Municipal que organizó la PACD.
Se habló y debatió acerca de los procedimientos a seguir a la hora de
aplicar esta herramienta para el conocimiento y el control y la
participación que es la auditoría ciudadana.


El punto de partida de esta herramienta es la búsqueda de información
y el denominador común de las experiencias compartidas, al margen de
las particularidades de cada municipio y las dificultades para acceder a
la información, tanto por falta de transparencia como por la ignorancia
misma de los derechos ciudadanos. Sin embargo, más pronto que tarde, la
determinación y la imaginación del colectivo termina por lograrlo.
Constituyen ejemplos visibles, entre otros, los informes de auditoría
del Ayuntamiento de Cuenca, la presentación de mociones que exigen la
moratoria del pago de la deuda pública en diferentes municipios del País
Valencià, o las mociones de denuncia de la ilegitimidad de la deuda
generada por el plan de pago a proveedores en diferentes municipios
catalanes, entre las que se incluye la aprobada por vez primera en
Badalona (es importante recordar que solo a través de este plan de pago a
proveedores municipales, que afecta a un tercio de los más de 8.000
municipios, las entidades financieras van a ingresar unos 1.105 millones
de euros).


Mención especial merece, de cara al papel que sin duda va a
desempeñar en futuras experiencias, la presentación durante las jornadas
del Observatorio Ciudadano Municipal, web
que pretende facilitar las consultas públicas hechas por ciudadanos, y
que presta especial atención a las preguntas relacionadas con las
partidas presupuestarias de los ayuntamientos, con el objetivo de
presionar de forma colectiva a los mismos para que practiquen políticas
participativas y sean más transparentes, algo tan necesario cuando se
constata la precariedad de la ley recientemente aprobada en esta
materia.


Por último, pero no menos importante, tuvo lugar una interesante mesa
de debate abierta en la que expertos y profesionales de los medios de
comunicación compartieron su visión acerca del papel movilizador que
podemos esperar de los medios tradicionales, la progresiva concentración
del sector durante las últimas décadas y su actual insolvencia, tanto
financiera, con la banca y los fondos de inversión sentados en sus
consejos de administración, como informativa, ante una ciudadanía
descreída de su independencia y cada vez más usuaria de los medios
alternativos.


En cualquier caso, las primeras experiencias de auditoria ciudadana
que están viendo la luz proporcionan unos planteamientos que sirven de
base para acometer nuevas acciones y extender la exigencia de una plena
transparencia y la permanente puesta en común de la información. Como
afirmaba uno de los participantes, “nos lo están quitando todo y tenemos
que perder el miedo a hablar de lo que nos pasa, de lo que conocemos y
de lo que vamos descubriendo a lo largo del proceso”.


Detrás de los pasos dados, los métodos empleados, las barreras y las
recomendaciones para los nuevos procesos de auditoría, el factor
determinante no es el conocimiento técnico. Quienes los impulsan hacen y
se hacen preguntas, se despojaron de la carga del “no hay alternativa” y
contribuyen a liberar a la economía de su secuestro. Frente a la
parálisis que a veces provoca el sentirnos expuestos a un destino
incierto, la auditoría ciudadana de la deuda municipal es un gran
oportunidad para tomar la iniciativa.

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