Publicamos dos articulos referentes a la crisis del periodista independiente y activista Gorka Andraka. Compañero de Tas Tas Irratia, Gorca escribe en el diario Gara dos perlas sobre la reciente crisis financiera. El primer artículo nos llega al corazón, en él los números nos llaman Idiotas a la cara. El segundo es una visión de la crisis Argentina desde la cotidianeidad. Argentina está ahora de actualidad por las recientes medidas económicas tomadas por el gobierno para frenar la crisis financiera en aquel país, una situación que ha hecho temblar las bolsas españolas, nada raro si tenemos en cuenta los importantes intereses de las multinacionales españolas en Argentina.
La economía domesticada
Gorka ANDRAKA
Periodista
Crisis finaniciera
"Los números te hablan. Sólo tienes que escucharlos". El eslogan pertenece a un antiguo anuncio de cupones de la ONCE. Resume muy bien los tiempos que vuelan. Las cifras están ahí, lo inundan todo, pero no muestran nada, miles de millones de nadas. Toca arrimar el oído, aguzar los sentidos. Estas últimas semanas, por ejemplo, los números gritan y no dejan de insultarnos: idiotas, idiotas, idiotas.
La revolución del ladrillo. Todas las viviendas para el pueblo pero sin el pueblo. Morir para vivir, prometen las hipotecas. Y no queda otra. Ahora o nunca. Los pisos se multiplican. Uno por otro… la casa sin barrer y sin vender. Según la sociedad de tasaciones inmobiliarias Tinsa, en el Estado español sólo este año se quedarán vacíos, sin comprador, 930.000 pisos nuevos. Otros 650.000, construidos entre 2005 y 2007, aún no se han estrenado, todavía buscan amo. Y el próximo año, anuncian los expertos, el stock inmobiliario volverá a aumentar. El sistema flaquea, tiene hambre. Demasiadas viviendas que alimentar y poco dinero circulante. ¡Rescatemos a los ricos! ¡Ayudemos a los bancos!, para que puedan prestarnos, para que puedan robarnos. Con ellos, todos ganamos.
Como en casa, en ningún sitio. Cueste lo que cueste. Ahí, en el precio, está la trampa. Ahí, en las renuncias, nuestro mayor error de cálculo. "Y ahí", como en el poema del gaditano Daniel Bellón, ahí, nos tienen atrapados. "Desrevolución de los idiotas. / Lo dimos todo por hecho / y nos pusimos a hacer hijos / a pagar hipotecas / a fornicar a plazo fijo. / Y ahí nos estaban esperando". Y ahí seguimos. Empeñados. Domesticados. A buen recaudo.
Argentina
El déficit de monedas no es ninguna novedad en Argentina y ha dado origen a un mercado negro en el que usuarios de transportes públicos o pequeños comerciantes pagan un sobreprecio, que oscila entre el 3% y el 10% de los billetes que pretenden cambiar por monedas. El problema se agudizó después de que la Justicia se incautase de 118 tambores que contenían unos 7 millones de pesos (1,5 millones de euros) en poder de una transportadora de caudales denunciada por acopio de monedas.
Para aliviar la situación, el Banco Central ha puesto en circulación 23 millones de monedas y ha habilitado puestos de cambio de billetes por metálico en las tres terminales de ferrocarriles que conectan Buenos Aires con su populoso cinturón urbano.
En la estación de Retiro, cabecera de la línea que surca el norte de la periferia, se cambian 20 pesos (8 euros) de monedas por persona. «No para de venir gente durante las siete horas diarias en las que se atiende al público», comenta a Efe una fuente de la concesionaria del servicio. Del otro lado de la ventanilla, una pasajera sonríe con resignación porque «entre no encontrar monedas por ninguna parte y esperar un rato acá para cambiar, la cosa mejoró un poco». Entre los cientos de personas que hacen fila detrás de esta mujer, algunos recuerdan que el pasado fin de semana las monedas prácticamente brillaron por su ausencia. «No sé qué es peor, si el remedio o la enfermedad», indica Clarisa, quien, tras más de media hora de espera, recibió monedas suficientes para viajar de casa al trabajo «al menos durante una semana».
Mientras, en los kioscos de golosinas y otros locales, los carteles con la leyenda «No hay monedas» ya son un clásico, al igual que la costumbre de muchos comerciantes que, a falta de metálico, entregan caramelos a modo de vuelta.
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