[Video] “La guasa es tan poderosa como el miedo”
Cante y baile dentro de las sucursales de distintos bancos. Hablamos con un activista de FLO6x8, que fue noticia por un vídeo con su acción en el Santander.
Marcos Crespo | Diagonal | Hoy a las 1:15 | 271 lecturas | 4 comentarios
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Cante y baile dentro de las sucursales de distintos bancos. Hablamos con un activista de FLO6x8, que fue noticia por un vídeo con su acción en el Santander.
FLO6x8 es un colectivo transpoético- político de gente del flamenco que, inquieta por la situación de latrocinio protagonizada por la banca y por la escasa respuesta social derivada, ha pasado a la acción, tomando al asalto entidades bancarias de todo el país. Entran por sorpresa y a cara descubierta, montan un pollo y se marchan. Hablamos con Paco Paraíso, uno de los activistas de este grupo.
Flashmob Rumba Rave "banquero"
DIAGONAL: Ahora que los atracadores de antaño ya no encontrarían más que calderilla en la caja fuerte, ¿qué os anima a tales incursiones?
PACO PARAÍSO: Así como los banqueros son los amos de nuestros representantes políticos, sus oficinas han llegado a ser más importantes que las sedes de las administraciones del Estado. Nuestro objetivo es dirigirnos directamente a los amos desacralizando sus santuarios.
D.: ¿Cómo reaccionan trabajadores y clientes ante vuestras acciones?
P.P.: En un primer momento la reacción es de estupefacción y miedo. Pasados unos segundos, hay quien se parte de risa y quien se sigue acojonando. A veces salen los empleados del mes a llamarnos la atención, dando un poco de pena. Otras veces encontramos simpatía y complicidad. En realidad, no tenemos nada en especial contra los y las trabajadores de la banca. Aquí todo el mundo tiene que reflexionar qué papel ha tenido y tiene en esta gran estafa.
D.: En ocasiones los testigos no fueron siquiera personas, sino las cámaras de seguridad de los cajeros.
P.P.: Siempre hemos tenido muy presente que estábamos siendo grabadas por sus cámaras de vídeovigilancia. De hecho, nos servía, porque era una materialización del control del poder financiero. Te imaginas que ellos te están viendo y eso te hace situarte, tomar consciencia de lo que haces: o te creces o te arrugas.
D.: ¿Cómo valoráis la repercusión social de los asaltos?
P.P.: Hemos pasado un par de años sin otra repercusión que la inmediata, pero hemos perseverado porque creíamos que tenía sentido tomar partido y hacer algo. Ahora mucha gente nos está contactando y transmitiendo su empatía: están hartas y quieren estar ahí, plantarles cara a los banqueros y que no se vayan de rositas.
D.: Habéis buscado la difusión por internet y sufrido censura.
P.P.: Al principio ni grabábamos las acciones, el gesto bastaba. Pero como somos “flamencas” de nuestro tiempo, nos convencimos de que había que compartirlo e incluso motivar a otra gente aludida. Nos costó lo nuestro, pero fuimos sacando piezas de vídeo que subir a la red. YouTube se ha prestado sin reparos a la censura del Banco Santander sobre uno de nuestros vídeos (la espectacular Flashmob rumba rave). Sin embargo, se produjo el efecto Streinsand (la censura de información en la red amplifica el alcance de dicha información) y se nos ofreció un aluvión de ayudas de todo tipo, entre ellas la subida masiva del vídeo a diferentes plataformas.
D.: Buscáis que cunda el ejemplo y que por medio de este tipo de acciones se extienda un estado de irreverencia que socave el sistema por uno de sus puntos débiles. ¿Tan poderosa es la guasa?
P.P.: La guasa es tan poderosa como el miedo. Cuanto más arraigado está el miedo –a señalarse, a quedarse sin trabajo, a no poder pagar la hipoteca, a quedarse en la calle, a la exclusión social, a la soledad, etc.–, más fecundo se hace el humor. El humor es una forma de desprenderse de la congestión del miedo y de la represión del cuerpo racionalizado por el capitalismo.
D.: ¿Consideráis que los movimientos han descuidado las potencialidades del cachondeo como herramienta crítica y transformadora?
P.P.: La izquierda, durante mucho tiempo enclaustrada por los mismos preceptos corporales ilustrados que las tendencias conservadoras, se ha olvidado del cuerpo, eso que todas compartimos y que nos hace la misma cosa con dos patas. Gracias al movimiento feminista, entre otros, desde los ‘90 comienza a haber en los movimientos sociales una recuperación del cuerpo como algo que nos pertenece y que nos favorece en nuestro vínculo con el mundo.
D.: ¿Qué peculiaridades tienen las entidades bancarias como espacio escénico?
P.P.: Son lugares de poder adverso que tomamos temporalmente. Los bancos permiten la práctica de lo que llamamos flamenco de situación. Y no es nada fácil. Cuando alguien al ver los vídeos de las acciones señala una voz desafinada, un zapateado sucio, etc., le agradecemos la crítica y después le recordamos que también nos subimos a los escenarios convencionales y nos metemos en los estudios de grabación, pero en las oficinas prevalecen otros criterios como señorearse del espacio, mantenerse entera, no guardarte nada en el tintero... o bien improvisar si la situación lo requiere, salir airosamente si es lo que toca. Invitamos a quienes sólo graban en estudio y cantan y bailan en los escenarios a que se hagan alguna oficina. No se van a arrepentir. Y a quienes no son flamencas, que prueben a su manera, porque todo el mundo tiene algo que decirle a la banca.
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