Mientras los servicios básicos (transporte, luz, agua...), las tasas y los impuestos públicos se disparan, los salarios y las pensiones siguen retrocediendo y perdiendo poder adquisitivo. La crisis tiene beneficiarios: sus causantes, el gran capital, y sus gestores gubernamentales.
Se podría decir que en 2013 lo único que está más barato que hace un año es el despido. Con el año nuevo, los trabajadores y la mayoría de la población del Estado Español damos la bienvenida a un alza de precios en productos y servicios básicos como la electricidad, el agua o los transportes. Unos aumentos que, en su mayoría, superan la revalorización de las pensiones y la de los salarios.El poder adquisitivo de los trabajadores se resiente cada vez más, a lo que el Gobierno ha respondido con aumentos de impuestos directos e indirectos, bajadas de sueldo a los trabajadores públicos y una tímida subida del Salario Mínimo Profesional (SMI) del 0,6% y otra de las pensiones de un 1% de forma general y un 2% a todas aquellas que se materializan en una prestación mensual inferior a los 1.000 euros.
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