"De hombres y ratas"
El hombre capitalista no puede convivir con otras especies. Es el depredador por excelencia, de seguir así las cosas, la batalla final la librarán hombres y ratas, sú único competidor.
Pedro L. Angosto | Para Kaos en la Red | Hoy a las 9:50 | 211 lecturas | 2 comentarios
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De entre los muchos animales que todavía pueblan el planeta, hay dos que siguen aumentando su número de modo alarmante: La rata y el hombre. Aunque no lo parezca, hay muchas similitudes entre ambos: Son quienes mejor se han sabido adaptar al medio, se multiplican de modo irracional, son los primeros en abandonar el barco en cuanto barruntan que se puede hundir, son depredadores voraces, transmiten enfermedades infecciosas de difícil curación y tratamiento, viven agrupados, en gremios, en enormes comunidades, tienen un genoma bastante parecido y muerden. Pero no hay que alarmarse, si existen rasgos comunes irrefutables, no son menos aquellos diferentes que vienen a demostrar, por mucho que nos moleste, que la rata es un animal mucho más desarrollado y hábil que el hombre: Hay cuatro ratas por cada ser humano, lo que evidencia que su capacidad de adaptación cuadruplica a la del hombre capitalista; la rata no ataca a sus semejantes, los protege con uñas y dientes, incluso con el rabo, por el contrario, el hombre capitalista aético, que es el que más abunda en los llamados países desarrollados, vive de atacar a sus hermanos, de practicar el genocidio, de explotar a los que no son de su tribu selecta; la rata se conforma con alimentarse de la mierda que el hombre produce y esparce por toda la faz de la tierra, el hombre, no, el hombre capitalista tiene que comérselo todo, lo que le pertenece, lo que no le pertenece, lo que necesita y lo que le sobra; la rata es mucho más fecunda, se multiplica a la velocidad de la luz pese a la persecución de los homínidos y, por último, la rata es más justa que el hombre, abunda más en los lugares dónde el hombre acumula más basura, en los países ricos, le gusta vivir en la riqueza: Allá dónde no hay nada que comer, dónde no existe la basura, dónde campea el hambre, la rata apenas hace acto de presencia, sabe que no hay nada que hacer y que podría ser devorada.
Al hombre capi